martes, 11 de enero de 2011

Banana esplín

6 de enero por la noche. Dolor de cabeza. Dolor de barriga. Decido vomitar. Vomito. Vomito mucho. Me digo "¿me estaré volviendo bulímica?". La Enfermera Roberto pasa por ahí y me responde: "No querida, no es bulimia. Es empacho." Estoy más tranquila. Y sin dolor. Pero me siento triste. Melancolía post-vómito, pienso. Y me duermo. A la mañana siguiente la tristeza sigue. Descubrir que todo ha engordado en mí después de las fiestas, menos mi cuenta corriente, no ayuda a quitarme la tristeza. ¿Qué hacer? Decido llamar a una amiga lista. Le cuento. De repente me descubro soltándole un rollo que me sorprende a mi misma sobre el tiempo. Le digo, "de un momento a otro estás en otro año y el minuto, no, el segundo anterior es ¡el año pasado! No es lógico. Es un salto sin salto. No entiendo por qué estoy en otro año. ¡No lo entiendo! No tengo ganas de hacer nada, ni siquiera me he peinado hoy, solo tengo ganas de llorar y de averiguar por qué el tiempo ha pasado así. (Comienzo a llorar) No entiendo el tiempo, la puñetera cuarta dimensión. Sé lo que me vas a decir, lo leí en wikipedia hace un ratito, y ya sé que el tiempo no es una magnitud idéntica para cualquier observador y que es posible que la gravedad no sea sino una manifestación de la curvatura espacio-tiempo, sé, gracias a wikipedia, que la concepción lineal del tiempo no existe en todas las culturas sino que hay concepciones cíclicas de las que hablaron los estoicos y hasta Nietzsche que afirman que el mundo se extingue para volver a crearse y que eso se conecta con el teorema de la recurrencia de Poincaré, pero yo me miro en el espejo y  siento que la cuarta dimensión me envejece las curvaturas y no sé cómo voy a extinguirme para volver a crearme si no tengo dinero para una cirugía y no tengo ganas de nadaaa" A estas alturas ya estaba berreando. Ella trata de tranquilizarme. "Cariño, no pasa nada. Es el esplín" "¿Y qué tiene que ver el banana split con esto?" Le digo yo pensando en el riquísimo postre a base de helado y plátanos y crema y chocolate, pero ella me saca de mi error y me dice que no es el helado que se llama banana split, que es otra cosa "Ah", digo entre sollozos, mientras ella repite "es esplín, esplín, esplín". "¿Y eso qué es? No me hables raro hoy, por favor... ¿Es grave?" Yo sigo llorando y ella sigue tratando de tranquilizarme. Me dice que el banana esplín es como una melancolía y un hastío y una falta de interés y de ilusión por las cosas y que Baudelaire habla de él, y que si esto y aquello... Cuando se pone así no puede parar y me recitó poemas enteros de Baudelaire. En fin, que ella me soltó el rollo también a mí. Y lo peor es que no me explicó cómo se coge ni cómo se quita el banana esplín, no el postre sino el de Baudelaire. Al día siguiente tomo una determinación: el lunes sin falta iré a la peluquería, me digo. Que buena falta me hacía, la verdad. Lo hice. Pero no me sirvió de nada. Adelgazó un poco más mi cuenta y ni las revistas ni verme guapa pudieron con la tristeza y las ganas de vomitar que de nuevo me estaban entrando. Decidí no vomitar e ir al cine. Busqué una película en la que estuviera Luis Tosar. La encontré. "También la lluvia", dirigida por Icíar Bollaín. Y fui a verla. Tengo que decir que la película es muy buena, pero no me quitó el banana esplín, y aunque no es buena para eso, la recomiendo. De hecho, después de verla me dije, “Cariño (porque cuando estoy un poco triste me trato bien) cada vez comprendes menos el tiempo pero te gusta más Luis Tosar.” Cuando llegué a casa me puse delante del ordenador y busqué películas por internet. Necesitaba con desesperación una comedia. Encontré "Connie y Carla" con Nia Vardalos y Toni Collette. Queridos y queridas internautas, no sé si es buena o no. Pero me reí mucho. Decidí que eso significa que mi banana esplín terminó. Ahora puedo vivir este 2011 más tranquila, aunque siga sin entender el tiempo y esas cosas.
 
                                                                                         La rubia tonta