lunes, 8 de noviembre de 2010

Culpable y rubia

No estoy escribiendo casi. Me siento culpable. Rubia y culpable. O culpable y rubia. (De ahí el título que le he puesto a la entrada, aunque la culpabilidad es algo tan antiguo, que comenzó en la Biblia, que es superantigua, que no sé si debería haberle puesto ese título. Lo de la Biblia y la culpa me recuerda a Eva y la manzana. Es una historia que hace pensar ¿no? ¿Sería Eva rubia? Aunque si es cierto que descendemos del mono lo más normal sería que fuera morena y con una gran necesidad de depilación láser. Pensar en la antigüedad es perturbador. Si yo hubiera nacido en la antigüedad ¿cómo me depilaría? ¿Sabría escribir? Desde luego, no podría estar escribiendo esto. Es asombroso pensar que en la antigüedad no habían ni cine ni ordenadores.Había cosas más primitvas como pinzas para depilarse o gente que contaba historias. Por eso voy a dejar de hablar de la antigüedad un ratito. Aunque es un tema apasionante. Y grande, porque es antigüedad casi cualquier cosa que no sea ahora. Por ejemplo, la moda otoño-invierno del año pasado ya es antigüedad. Incluso la de primavera-verano de esta primavera-verano pasados. ¿No es impresionante? Hay más antigüedad que casi cualquier otra cosa. La antigüedad es enorme.)
Iba por la culpa. Es horrible. Para quitármela un poco el otro día saqué de la biblioteca una película porque me dije "mira, ya que no estás yendo al cine, al menos ves un DVD" Yo sé que no es lo mismo. De hecho, me siento totalmente diferente. Porque me siento en mi sofá. Y más bien la mayor parte de las veces me tumbo. Bueno, alquilé una de Ventura Pons que se llama "Actrices". No la había visto. ¡Hay tantas que no he visto! Durante una época pensé que tenía que ponerme al día y lo intenté por orden cronológico, pero comenzar con el cine mudo me dio sueño, lo llevé muy bien con Meliès (que es cortito y hacía cosas graciosas) pero fatal con "El acorazado Potemkin" y con "El nacimiento de una nación". Yo sé que son muy buenas, me lo dicen mis amigos y lo leo en los libros, pero yo me duermo. Así que me dije "¿y si voy por orden alfabético?" Tengo que decir que es un sistema que da problemas. ¿Por orden alfabético de título, de director, de actores principales, de país productor? No fui capaz de decidirme. Y aunque lo abandoné, cuando me encuentro una película cuyo título comienza por la A me siento feliz, como poniendo un orden en mi vida. El caso es que la saqué de la biblioteca. Quería verla en versión original, en catalán, y subtitulada en castellano. No pude. Ni tampoco verla en castellano. El dvd no me dejó. La ví en catalán con subtítulos en inglés. Y no sé ni catalán ni inglés. ¡Pero la entendí! Creo que es la magia del cine. Y de que el catalán no sea euskera ni el inglés se escriba en cirílico. Salvé todos los obstáculos y de ello me siento orgullosa, aunque creo que deberían cuidar más los detalles los señores y señoras fabricantes de dvds. 
Y saqué una lección, solo que ahora no la recuerdo bien, aunque quizá podría resumirse en esta reflexión: nada de esto me habría sucedido con el cine mudo. Y ahora, querría preguntarte a tí, desconocido internauta: ¿crees que debo volver a intentarlo con el cine mudo? 
La Rubia Tonta