Teoria 1: Quizás se cabreen tanto que no controlen lo que dicen, lo que se conoce en el ámbito científico como el síndrome del huevo frito. Sí, no me digáis porqué, yo no lo he inventado.
Teoria 2: Bueno, la segunda teoría es que el ambientador del coche tenga algún tipo de efecto alucinógeno y acabe trastocando las neuronas del conductor, lo que le hace decir cosas de las que luego se arrepentirá (0 no). En realidad, lógicamente o como és lógico, si el coche no tiene ambientador, me temo que la causa es otra.
Teoría 3: Si el coche tiene algún tipo de almohadilla en el asiento para que no se ensucie, o el respaldo está colocado en una extraña posición, puede que el riego cerebral no llegue debidamente, haciendo reaccionar al conductor de una manera poco habitual.
Espero que, cuando veáis sufrir a alguien estos efectos le habléis de mis teorias.
Atentamente,
el Dr. Pipas Pochas
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